Finalizó en Fortaleza, Ceará, Brasil el III FENOMA, una idea que cada vez va cosechando mayores participantes en el nordeste brasilero.
Quiero, en esta oportunidad, hacer un comentario personal y amistoso que enviaré solamente a algunos magos que compartieron el Fenoma junto a mí.Debo agradecer en primer lugar a Joe Márbel haber mencionado mi nombre a los organizadores. Al grupo de magos cearenses, responsable del encuentro, debo agradecer haberse preocupado por mi participación.La llegada a la ciudad ya fue auspiciosa, Goldini y Fernando me estaban esperando en el aeropuerto para llevarme al hotel e invitarme a participar de un programa televisivo.Posteriormente Fernando me invitó a jantar y solucionó mi falta de música invitándome a su casa a elegir los temas con los cuales me grabara un CD.Bien temprano a la mañana siguiente se hizo presente con su hija (un encanto) Eflem que me puso al tanto de la programación del Congreso.Este día “libre” me sirvió para conocer parte de la ciudad, Catedral, Fuerte,Vieira Mar, calle peatonal, comercios, parque y recorrer calles, subirme a untransporte colectivo y ver de cerca de los ciudadanos de Fortaleza, con lo cual fuillenando mi cuota de interés turístico.La mañana de la sexta y engolosinado por todo lo que ya había conocido, seguí mi reconocimiento de la ciudad. Cambiamos de hotel, nos encontramos con los magos, almuerzo, ensayo, ducha y una exitosa gala.Cuanta gente buena, solidaria, respetuosa. Conocí a Evaldo Lins a quien no lehizo daño abrir y cerrar el telón desde el anonimato, me encontré con colegas que conocí hace más de 25 años Lorax, Yesus, y con jóvenes que prometen ser los seguidores del arte mágico, hermanos Salles, Ben Ludmer, entre otros muy interesados en la magia. Finalizó el día con una cena compartida por todos.
El sábado fue tranquilo con un almuerzo íntimo con los hermanos Salles y Eflen que finalizó con un refrigerante a la orilla del mar. El día se termina con unagala en la cual algunos magos se olvidaron de cumplir con el horario estipulado porlos organizadores para cada presentación por lo que comenzó con una sala llena en sus dos niveles y finalizó, a las dos horas y quince, con un grupo de espectadores soñolientos y desalentados. Una vez más la mesa compartida del jantar fue el bálsamo que curó el nerviosismo y sirvió para confraternizar.El Domingo comenzó con mi conferencia a la que asistió la totalidad de los participantes. El detalle de un buffet libre para los asistentes completó la demostración de una organización preocupada en cubrir todas las necesidades de los congresistas e invitados.Una posterior pizzeada con Paulo y familia, paseo por la playa y datos deinterés hizo que terminara un día para el agradable recuerdo.El lunes me despide de Fortaleza con un almuerzo con Mr. Lins y Goldini, una escapada a gozar de la playa, una cena en casa de Paulo junto a su familia acompañado por Fernando y Evaldo.En el aeropuerto, habiendo pasado ya la media noche, me despidió la misma cara que me recibió el día de mi llegada. Con la misma sonrisa y con la misma cordialidad Fernando me saludó con un “hasta el año que viene”.No voy a hablar de las rutinas de cada uno de los magos en esta nota. No haré un exhaustivo racconto de lo sucedido. No nombraré los lugares visitados.Solamente quiero y necesito recordar y compartir mi agradecimiento y mi alegría de haber podido compartir unos días de respeto y mucha magia, una magia que se mezcla con la compresión, el interés compartido y la amistad. Por eso es que ala distancia entiendo y siento esa palabra que solo se conoce en el idioma portugués “saudades”.Gracias Joe Márbel por haberme tenido en cuenta.Gracias Evaldo por haber sido el motor del Fenoma con su esfuerzo y tesón.Gracias Fernando por haber estado en cada momento junto a mí.Gracias a Goldini por haberse preocupado en solucionar todos los detalles del encuentro.Gracias a Eflem por su fuerza, deseos y confianza en lograr un Fenoma superador.Gracie a Paulo e famiglia per parlare italiano di solito y offrirme sua casa.Gracias a todos por haberme ofrecido su preocupación y amistad.Y no puedo terminar sin dar gracias a Dios por haberme permitido conocerlos.
Roberto Luas, desde Ensenada, Argentina.
Setiembre 2006