miércoles, abril 22, 2009

MAGO ENMASCARADO

Estimado mago:
Al comienzo de los años sesenta en la ciudad de La Plata había unos diez cines y algunos Cine Teatro en los que se presentaban diferentes espectáculos que pasaban de gira por la ciudad. En esa época recuerdo haber presenciado, junto a Memo, la actuación de un mentalista español en el Cine Select de la ciudad de La Plata. Para ese entonces la magia había entrado en mi vida desde unas cajas de magia de Alex Mir pero no llegaba más que al nivel: “– 5”. Aquel día aprendí más magia que todo lo que sabía con anterioridad, descubrí los secretos del mago de solemne y pausado hablar. Nunca conocí a persona alguna que recordara el paso del artista ibérico.

En la actualidad la aparición del Mago Enmascarado en la televisión sirvió para que los magos nos preocupásemos. Algunos en demasía, otros moderadamente y hasta yo me he preocupado y te escribo esta nota. Lo cierto es que el mago enmascarado a dado que hablar a propios y extraños. El hombre común espera el día para ver cual secreto enseña el enmascarado y los magos realizan diferentes reuniones en las que se levantan voces en contra del programa, las voces levantadas sólo se oyen en el mismo lugar en que se son alzadas, afuera nadie las escucha y los empresarios de la propuesta televisiva no tienen la menor intención de bajar el programa de cartel mientras crean que el negocio los favorece. Otros magos se manifiestan enviado cadenas de correos que visitan nuestra computadoras para avisarnos que el programa se emite tal día a tal hora por tal canal a fin de que avalemos la carta que están dirigiendo al Gerente de turno de la emisora que pone al aire de Los Secretos de la Magia.


Ya hace unos años la campaña realizada por Tío Tony en Porto Alegre. Brasil, dio un resultado altamente positivo por que logró frenar las emisiones del enmascarado en su primer ciclo. Tío Tony utilizó su acercamiento al Canal que lo emitía, realizando un movimiento bien coordinado y efectivo a favor del respeto al secreto mágico, siendo un mago renombrado en su país consiguió que la cadena dejara de emitir el programa obedeciendo un fallo favorable de la Justicia a quien presentó el caso.


El mago Atlantis actualmente presentó al circuito cibernético un aporte. Buscando en el código penal argentino encontró que los magos de nuestro país se pueden presentar ante la justicia como perjudicados directamente por la serie televisiva que descubre secretos mágicos. Sólo bastará mencionar los artículos 156 y 172 del Código Penal para elevar ante la fiscalía de la ciudad una nota como particulares damnificados por el programa revelador de secretos mágicos.


Pienso que de la misma manera se podría actuar también en contra de los magos que se presentan haciendo como que los trucos les fallan y descubriendo los secretos mágicos a los espectadores desde la torpeza trastocada en humor. También se podría agregar a la lista de los detractores del arte mágico, a aquellos magos (algunos afamados) que se presentan ante las cámaras en programas de audiencia masiva y revelan los secretos mágicos sin darse cuenta y sólo por presentarlos mal.


Personalmente, debo confesar, el Mago Enmascarado no me preocupa y creo que no debería preocuparnos. Si bien reconozco que lo que hace carece totalmente de ética, está fuera de mi alcance inmiscuirme en los programas y producciones de la Fox. De la misma manera que no pido explicación a los magos que, también faltos de ética, asisten gratuitamente a los programas televisivos desvalorizando el rol de profesional que ostentan o presentando a la “ligera” efectos que otros magos presentan como verdaderas obras de arte. El que se enseñe magia en un programa, se me hace parecido a ese Canal que tiene su programación dedicada a la medicina y en el que ofrecen series mostrando las diferentes técnicas que se usan en las operaciones quirúrgicas, debiendo suponer que más de un facultativo debe haber levantado su voz opinando contrariamente, mientras que el lego dice: ¡miren como lo hace…! pero jamás lo va a realizar por el desconocimiento de las técnicas básicas de la magia.


Debemos recordar que desde hace décadas se emite el programa revelador de secretos mágicos “Las manos Mágicas”, serie que enseña centenares de juegos de magia y que cumple el mismo y lamentable efecto del Mago Enmascarado de Becker, desilusionar al auditorio.
Todos sabemos que la magia es producir con elementos naturales efectos maravillosos e incomprensibles. Lo que se presentan en ambas series es como hacer estos secretos y por lo tanto la posibilidad que cualquiera los pueda ejecutar. He conocido a más de un mago que han comenzado su amateurismo con “Las manos mágicas” y gracias a ello se interesaron en el arte que hoy cultivan. No me cabe duda que más de un atrapado por la posibilidad de aprender algunos secretos con el enmascarado en breve se vayan acercando a alguna escuela o entidad de magia.


Tengamos en cuenta que ambas series hace años están dando la vuelta al mundo y los magos todavía seguimos haciendo funciones. Es más, ya se han superado las técnicas enseñadas por Valentino en los capítulos del enmascarado y los juegos enseñados por los guantes de las Manos Mágicas.


Entiendo que el secreto mágico no es más que un 20 % dentro de la presentación de un efecto. Por lo cual si el otro ochenta por ciento está bien presentado la magia, el asombro, la ilusión o como quiérase llamarlo, abrazará al auditorio y que se sepa el secreto no afectará al espectador que esté complacido con lo que presencia. También existe la posibilidad de que esté ese otro espectador que dice: “lo hace de tal o cual manera” y el mago, el verdadero mago, sabrá demostrar que está equivocado. Cuando este último espectador nuevamente diga que sabe como se hace, el resto del auditorio lo hará callar.


El mago, el artista de la magia, debe ejercer sobre el auditorio un “encanto especial” que supera al secreto en sí. El cautivar con la sola presencia y transmitir la “magia” en cada de los movimientos, gestos y palabras, es la condición necesaria para ser un artista de la magia.
El auditorio cautivado por un mundo de ilusión bien presentado, difícilmente pensará en el secreto. Es parte del juego escénico, de la preparación adquirida por el mago, del arte mágico asimilado y de la propia técnica mágica saber “despistar” las presunciones del público de haber creído descubrir o tratar de descubrir el secreto. A ese juego de engaño se le ha dado el nombre de “misdirection” y vale tanto para un escamoteo como para una gran ilusión. Un mago que no conoce o no sabe utilizar este conocimiento inicial no merece auto proclamarse mago.


Sabemos que entre los magos hay quienes utilizan los conocimientos secretos para animar fiestas y con ello ganarse el sustento. Lógicamente quien aparece enseñando los secretos que utiliza atenta contra su trabajo.
Es entonces que surgen las voces en contra “del enmascarado” ya que es más fácil rasgarse las vestiduras hablando en contra del programa del Enmascarado que ponerse a trabajar para superar el acto mágico en sí.

Muchos magos blandiendo la bandera de la “defensa a la magia y a sus colegas”, han ganado lugares en los medios de comunicación para provecho personal. Recordemos que José Pinetti fue descubierto por Decremps y siempre salió airoso del pleito entablado por el autor de los libros que descubrían los secretos de sus juegos. Nadie le impidió trabajar en las cortes ni cruzar las dieciséis puertas de la ciudad un mismo día, a la misma hora, tal como lo había anunciado.


He de reconocer que la serie toma con sorna y falta el respeto a los magos cuando reitera la frase que le atribuye al mago una única condición “la de engañar”, deja flotando en el televidente la idea de que el mago abusa de la confianza del espectador, aprovechándose del público para engañarlo y ellos (la serie), como paradigma de la igualdad entre los seres vivientes, les revelan los secretos para que “nadie más sea humillado por el vil mago”. Éste es un argumento válido para destacar la necesidad de igualdad de conocimiento entre los mortales y no está mal manifestarlo, lo que si está mal es que mancillen el arte del mago rebajándolo al nivel de mero “engaño”. Constantemente refieren que “el mago engaña”, agregando, “ahora ya no lo hará, por que usted sabe el secreto”.Considero que la idea transmitida es gravemente ofensiva, es más, creo que es lo peor que el programa ofrece en contra de los magos.


Debo reconocer que los más perjudicados son los espectadores a quienes les asegura que ya conocen los secretos de los magos. Lo que no le dice (esto es a nuestro favor) que el mago en la próxima función sabrá como asombrar a su platea ejecutando efectos que ninguno espera. Es entonces cuando nosotros salimos nuevamente triunfadores para los espectadores que esperan que realicemos los juegos que enseñó el enmascarado y que les hemos cambiado haciendo renacer en ellos el verdadero deleite por la magia.
A partir de este desafío es la obligación del mago demostrar que, el mago alegra, el mago entretiene, el mago sorprende… y obligación del artista de la magia: demostrar que el mago deleita, transfiere ilusión, crea fantasía y propone, en base a su carisma, preparación e intelecto, un juego idílico que reconforta y se transforma en goce estético para el espectador que lejos, muy lejos, estará de asociarlo con los secretos enseñados en televisión.


En diferentes oportunidades se nos acerca gente que, solidarizándose, nos comenta “lo mal que está que enseñen magia en la televisión”, otros en cambio, nos dicen que gracias al programa, saben como se hace magia y es entonces que les sugiero me comenten dos detalles de cómo se hacía tal o cual juego y no saben contestarlo con eficiencia. Esta falta de “memoria mágica” demuestra que no han captado los secretos y por lo tanto la magia no se ve “tan agraviada”. El televidente al no tener una base mágica incorporada es difícil que pueda grabar en su mente el secreto enseñado ya que para un lego en el arte mágico será dificultoso pueda captar los innumerables detalles de fabricación mencionados en el programa. Por lo tanto, creo que no peligra la magia en manos del Enmascarado, peligra el secreto del efecto, pero recordemos que no es más que un veinte por ciento del acto. Bastará que siga enseñando como desaparecen elefantes y aviones, tanques de guerra y muchachas en el aire para que ya nadie le crea, pues la magia tan preparada y tecnológica sucumbirá ante un buen escamoteo realizado a veinte centímetros de los ojos de cualquier televidente con las manos vacías y los brazos descubiertos.


La magia no se aprende viendo a Valentino enseñar los secretos de las ilusiones, no nos preocupe aquello que está fuera de nuestra égida. La magia no se defiende tratando de cambiar lo que ya hace años está grabado y difundido, ni convocando a reuniones que no llegan a ningún nivel de ejecución.


La magia crece, solamente, cuando cada uno de los magos se preocupa por mejorar sus actos, estudia, avanza, dando muestras de constancia y creatividad en cada acto que presenta.


La magia es mucho más que los secretos revelados por una serie televisiva, la magia es la obra de un artista y es tan fuerte y contundente que supera holgadamente al Enmascarado y su falta de ética.


Roberto Luas
Abril de 2009.
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sábado, abril 11, 2009